Por razones a las que casi nunca comprendo, una noche al año arraigo mi nacionalidad y la llevo a magnitudes distintas del diario donde pocas veces la presumo ya que siempre suele ser en los deportes mal cosechados. Creo que mis convicciones por hoy serán: comer mucho pozole, beber todo el tequila y agua de jamaica posible, vestirme de Alejandro Fernández y cantar el "Son de la Negra".
Vaya gritos los que envuelven nuestros sentidos de mexicanidad que se desbordan en ocasiones en malos tratos gubernamentales, soberanía fallada, democracia corrompida, corrupción e inestabilidad económica, bajos estudios y problemas de alfabetización en pleno marco de avances tecnológicos, reflexiones académicas e investigaciones casi nulas.
Ahora imaginemos hablar de lo que según conocemos, los deportes. Ahí la mexicanidad se pinta con otros matices, donde su tinta tricolor es llevada por nuestros medios de comunicación que nos venden valores e identidades que construyen el orgullo por un partido ganado, una carrera perfecta, un clavado bien realizado, una patada bien dada, un puñetazo bien puesto o una caminata bien lograda.
Habrá oportunidades de ser críticos y manchar la pluma de rarezas que no estarían acordes a mi pasito duranguense o mis tacos de cochinita que me esperan para festejar y gritar que estamos en el día más nuestro para entender que somos mexicanos. Enrique Beas ha soñado pararse en el Zócalo Capitalino para tocar las campanas, portar la enseña de tres colores, ondearla y gritar, sólo gritar.
¡Mexicanas y mexicanos!
¡Viva nuestra Independencia!
¡Viva los héroes que nos dieron Patria y libertad!
¡Vivan los deportistas que nos han dado medallas olímpicas!
¡Viva la Sub-17 del 2005!
¡Viva Giovani dos Santos!
¡Viva Rafa Márquez!
¡Viva Hugo Sánchez!
¡Viva Iridia y Oscar Salazar!
¡Viva Soraya Jiménez!
¡Viva Ana Gabriela Guevara!
¡Vivan nuestras instituciones!
¡Viva la CONADE!
¡Viva el COM!
¡Viva la unidad de las y los mexicanos!
¡Viva México!
¡Viva México!
¡Viva México!
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