martes, 29 de septiembre de 2009

El fuego político

El 2 de octubre que tanto nos gusta repetir a los mexicanos que jamás olvidaremos, tendrá nuevos tintes en la agenda informativa del viernes más allá de la matanza de Tlatelolco y el título de la sub-17. Es sencillo entender el por qué 4 ciudades no olvidarán ese día. Sin duda el mejor ritual del hombre moderno se vive cada 4 años cuando el fuego olímpico es encendido para que durante 18 días miles de atletas, de periodistas y millones de aficionados y televidentes busquen el famoso ideal del más fuerte, más alto y más rápido en todas sus competencias deportivas y actividades culturales. Acordarnos de nuestra oportunidad de ser anfitriones en el 68 (y digo acordarnos, porque aunque no había nacido, aún pago la tenencia de mi carro), es entender la magnitud de dicho evento. La razón olímpica administrativa y sus adecuaciones para generar cada 4 años más dinero es una batalla publicitaria y de relaciones públicas digna de nuestra sociedad consumista voraz. La pelea no sólo es en la mejor inauguración de todas, sino la dinámica y logística que puedas hacer 8 años antes en la ciudad postulada para ganar la competencia del fuego político. Ahí la frustración de Río de Janeiro que ha sido rechazada varias veces y que pondría a Latinoamérica apenas con sus segundos juegos en toda la historia, con Pelé y Lula da Silva que promueven con todo su bella ciudad entendida en el globo terráqueo como tercer mundista. Madrid que busca el milagro de que se repita la sede en Europa apenas con Londres 2012 y demostrar principalmente que pueden ser mejores que Barcelona, han puesto a todo el país a rezar y caminar por las calles con el anhelo de ver los juegos en la puerta de Alcalá. Tokio que sueña con volver albergar la justa y enseñar sus avances tecnológicos en la sobre poblada entidad, dejar atrás los dragones mostrados de Beijing y jugar con su constante desarrollo en el mundo Oriental. Y por último, esta la oportunidad de llevar a las tierras norteamericanas el nuevo discurso del imperio caído que se levanta para ayudar a toda la humanidad, encabezado por el hombre más popular del mundo hoy en día, Barak Obama, busca que Chicago gané la batalla. Ahí la importancia del 2 de octubre. En verdad se juega mucho, no sólo para las 4 ciudades, sino para la humanidad misma que cada Olimpiada espera con ansía la nueva ventana que simbolice el nuevo porvenir, ahí quedó China con el mensaje claro después de ajustar en el medallero a los estadounidenses y gritarle al mundo que sus milenios amurallados son historia y que hoy son la verdadera economía emergente. ¡Bienvenidos, bienvenidos! Al mundo del fuego político.

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