miércoles, 13 de enero de 2010

Torneo Bicentenario 2010 Grupo 2

Grupo 2

El campeón y su gran historia. Monterrey añora el bicampeonato y meterse a las páginas de la historia de nuestro balompié, la ciudad regiomontana digna de las mejores aficiones del país lucha semestre a semestre en tener a la altura de la capital de Nuevo León a sus equipos deportivos. Empresas fuertes e inversiones interesantes se hacen constantemente a un lado del Cerro de la Silla. Hoy los dirigidos por Víctor Manuel Vucetich tienen un reto importante para soñar en consagrar al deseoso De Nigris y en seguir alegrando la pupila del espectador de este tan golpeado y a veces aburrido futbol.


Las poderosas y caras Águilas del América llegan de nuevo con las chequeras más gastadas de cada torneo. En esta ocasión llegar a la liguilla no salvará el pasado reciente de fracasos, la idea de quedarse con Cabañas es para buscar el título. Las bajas de los seleccionados están bien planificadas y el Estadio Azteca deberá pesar de nuevo para recobrar el lugar que le corresponde al americanismo. La duda seguirá siendo para la joven directiva y su apuesta aferrada al poco espectáculo de Jesús Ramírez. Pavel Pardo que seguro verá el Mundial en televisión deberá de ser el hombre que levante la copa en mayo de este año, sino volveremos a decir que el dinero no sirve de nada cuando llega a Coapa.


Si existe un equipo que deberá aprovechar el tema de los seleccionados que irán a Sudáfrica, ese es el Morelia. La experiencia adquirida en la pasada eliminación por Cruz Azul es el punto de partida del Jefe Boy, hombre de carácter pero que no se podrá perdonar siempre quedar en semifinales con este equipo que ha olvidado lo que es ser protagonista. Sus años hermosos en el inicio de la década pasada se han borrado velozmente. Tendrán pocas bajas y a lo mejor contarán con el equipo completo todo el semestre, algo que intentarán capitalizar para conseguir su segunda estrella. La combinación de chavos, hombres de batalla y foráneos se ve ideal para cumplir ese sueño.

Los Tuzos seguirán ese camino de luchar por la grandeza de su equipo, la empatía con la gente de todo el país y la mercadotecnia pegada a sus obras que hacen grande a la institución. En materia deportiva tendrán que batallar todavía para que las memorias de Enrique Meza y ahora la partida del Chaco Jiménez ya queden bien olvidadas y puedan seguir con el nuevo proyecto futbolístico. La Concachampions será otra oportunidad más para disputar a fin de año su tercer campeonato Mundial de Clubes. Algo que sería idóneo para lograr por fin catapultar el trabajo de su Universidad que va de la mano con sus logros deportivos del Pachuca.


El futbol mexicano hoy en día tiene un talismán de popularidad en la pelona de Sánchez Sola, alías el buen Chelís. Un hombre claro y directo que ha puesto sus ideas revolucionarias a merced del campeonato. La humildad y el trabajo constante con la fe en uno mismo es la fórmula de un equipo que lleva varios torneos regalando emociones, salvando el pellejo y entregando espectáculo. Hoy el Puebla es el segundo equipo de la afición, creer que ganarán el título es mucho pedir, ya que su gran enemigo vive en casa y son sus dueños-directivos que no se ponen de acuerdo. La pregunta será: ¿cuánto tiempo durará esta pictórica y folclórica historia de la franja de la Angelópolis?


Hace unos años el naranja chiapaneco llegó a los reflectores del país a través del futbol. La historia de salvación y lucha por el descenso la olvidaron relativamente fácil después de un par de años que empezaron a consolidar su proyecto. Los Jaguares siempre han buscado un par de figuras que le den personalidad al equipo pero se han olvidado de trabajar en un proyecto a mediano plazo que pueda consagrar una plaza pesada por las condiciones climatológicas con las que se juega en la famosa selva en Tuxtla Gutiérrez. Poco a poco han perdido la capacidad de llenar el estadio y sólo cuando juegan Chivas, Cruz Azul o América se dan grandes entradas. Hoy le apuestan a varios jóvenes que buscarán salir de ese hoyo negro característico de nuestro deporte: la mediocridad.




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