La pasión que genera el fútbol es incomprensible, para algunos inverosímil. ¿Qué se le va a hacer? Cuando la pelota rueda, las miradas voltean. Los sentimientos se ponen a flor de piel y las emociones se desbordan. Todo reunido en un solo lugar, la cancha de fútbol.
La impotencia de una derrota más, la felicidad de una racha ganadora, el llanto de un fanático porque su equipo no gana. En México, la Liga comenzó hace un mes.
El deseo por ver los millones de euros invertidos por el nuevo propietario del Manchester City. El Man United sin Cristiano Ronaldo. El suspenso de las dos figuras del Calcio italiano: Eto´o y Ronaldinho. El dolor de Frank Rivery por seguir en el Bayern Munich. Algunas otras ligas: la inglesa, la italiana, la alemana recién comenzaron.
El placer por un espectáculo sin igual como el del Barcelona de Guardiola y una Copa más a las vitrinas. La incertidumbre de un Real Madrid despilfarrando millones en busca de la gloria. El sacrificio del resto de los dieciocho clubes españoles por desbancar a los dos multicampeones. La liga española está por arrancar.
El drama del fútbol argentino. Dos jornadas y la liga se detiene por completo. Las deudas impagables de los clubes hacen que el gobierno salga al rescate y entregue al pueblo lo que le pertenece. Coraje de algunos, felicidad para otros.
La excelsitud de la Champions League.
La ansiedad por la clasificación a la Copa del Mundo en las Eliminatorias mundialistas.
En fin, emociones que genera el fútbol. El deporte más visto, más practicado y más bello del mundo.
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