miércoles, 30 de diciembre de 2009

Lo mejor del 2009 2a parte por Enrique Beas

Marzo-Abril

Dejábamos atrás el meloso mes del amor y ya olía a primavera deportiva, cuando marzo ya alegraba la agenda y los diarios informativos. Se nos fue el gran Ratón Macías, su popularidad y puños serán inmortales, así como el recuerdo de la primera gran figura de los medios será eterna. La tierra de las enchiladas y los mezcales en plena Vuelta Ciclista México recibía al gran gladiador de las ruedas, a un texano de Francia, Lance Armstrong que viviría un mes de pesadilla al vincularle chismes de sustancias prohibidas y demeritar lo grandioso de su carrera. Menos mal que en México importan más las patadas y nuestra selección sub 20 como siempre en pena. No se pudo calificar al Mundial de la categoría en Egipto y así seguíamos recalcando todos los males de nuestras ancestrales tradiciones conformistas en el futbol, ya que gritamos como si Sven estuviera salvado cuando se le ganó 2 a 0 a Costa Rica en el Azteca, que según ellos iban a repetir el Aztecazo. Las Chivas y San Luis hacían honores en la Libertadores y Borguetti no más no la metía de rojiblanco. Atlante, Cruz Azul y Santos se colocaban en las semifinales de la primera pomposa edición de la gigantesca Concachampions. El Foro Sol tuvo una probadita de alegrías liga mayoristas y albergó el Clásico Mundial de Béisbol en uno de sus grupos. Los duelos de Cuba y México serán imborrables para toda la fanaticada del Rey de los Deportes, que comprobó que en este país se sigue de cerca el tolete. Japón guardó la gloria de la lomita de nuevo. En Huixquilucan, Estado de México, el campeonato de Bosque Real vivía su última escenificación en la gira de la LPGA y Lorena Ochoa sucumbió unida de las gargantas de su público en el último golpe ante Pat Hurst dejando un sabor de medias glorias y demostrando que la mejor golfista del orbe tenía sus nupcias muy cerca. ¡Bienvenidos, bienvenidos! A ese bello recuerdo del natalicio del Benemérito de las Américas en ese espectacular marzo del 2009.

Nadie sabía que los niños mexicanos tendrían un festejo de su día encerrados en casa. Lo peor no había pasado con la situación económica del país sino en la salud de un mundo que tembló por la pandemia más inverosímil de la modernidad. El brote epidemiológico del virus A H1 N1 castigó al país y al deporte. Estadios vacíos y clavados sin público. La televisión sería nuestra compañera para ver de lejos las semifinales listas de la Champions League, para ver la hombrada de los equipos mexicanos en la Copa Libertadores que fueron tratados como apestados y donde iniciaría el gran divorcio entre la CONMEBOL y la CONCACAF. El mal manejo de nuestros directivos y el eterno tapete que les gusta hacer con su orgullo y dinero. Por lo menos recapacitaron del grave error que cometieron al traer a un sueco en fase terminal de ideas futboleras, creían que salvaría un barco lleno de lodo y sólo lo enlodo más. Ahí el nombre estaba cantado, el tatuaje de salvador lo lleva un hombre vasco que aterrizó después de 8 años en su país natal para dibujar la típica novela de Televisa cuando hablamos de la selección. Lo mejor del mundo en primavera fue la entrada al Salón de la Fama de Michael Jordan, fulminó las duelas y el tributo le quedó corto, necesita una sala aparte titulada: el Salón del Mejor Basquetbolista. En ese mismo mes entendimos que el mundo de los recintos ya son arquitectura desechable, efímera. Así como cambias de celular, de computadoras y autos, los ricos cambian de estadios. El Yankee Stadium llegó casi igual que el derrumbado pero más cómodo y con título en el brazo. Obama lanzó la pelotita de la gran fiesta de la mejor franquicia beisbolera del mundo. Por cierto, Bernardo de la Garza enseñaba su linda cara panista y tomó control para dejar libre a Hermosillo con todo y deudas a nuestras figuras olímpicas. ¡Bienvenidos, bienvenidos! A ese infectado abril de alerta roja sanitaria.




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