jueves, 17 de diciembre de 2009

Dulces deseos por Enrique Beas

Yo no sé en que momento mi alma se convirtió en dulzura existencial y mis palabras figuraron una poética optimista. ¿Será que es mi última columna del año y que no puedo recargar mis malos modales periodísticos en las tragedias de las aficiones? Tampoco entiendo mi dichosa sonata mental de todo diciembre al repetir la cancioncita de: ¡Ven a cantar, ven a cantar, qué ya llego la Navidad!. En fin, después de una semana de ver fracasar de nuevo a la máquina con todo y sus grandes refuerzos, su gran director técnico, su gran afición siempre caliente y metida con el Azul de su cooperativa filosofía; con todo y el gran papel del Atlante en Abu Dabi, con su gol tempranero y su sueño de ser azulgrana en deseo; es más, con todo y que Tiger Woods sigue siendo el tema del escándalo ético de la década en materia deportiva; y que sin dejar a un lado al Bofo Bautista que regresa al equipo de sus amores, a los colores que lo hicieron ver flaco y veloz, talentoso y gran jugador a la par de la salida por la puerta de atrás de Ramón Morales en las Chivas; con todo esa información para destruir esos anhelos seudo deportivos cargados de malos trabajos y realizar mis críticas constructivas prefiero disfrutar ya las posadas y cargar baterías. Sólo me puedo concentrar en lo que depara un 2010 con grandes aventuras para sobrevivir de la rutina en un año Mundialista y de Juegos Olímpicos Invernales. Así como la gran revancha del deporte blanco, pero ahora de Nadal y la batalla campal que se dará entre grandes tenistas por el número del ranking de la ATP. En ese rubro Acapulco buscará que siga creciendo en crediblidad y en competencia el Abierto Mexicano. Así como estaremos al filo de la butaca para ver si los Potros de Indianápolis y los Santos de Nueva Orleans llegan a esa final soñada con el gran invicto en sus números en el que sería el Super Bowl perfecto. Ya gozamos del anhelo de la última batalla de Lance Armstrong en la Tour de France y creer que Ferrari regresará a la cima de la Fórmula 1. En esos dulces deseos me encuentro. O qué me dicen de nuestro magnífico torneo Bicentenario, que será espectacular de todas a todas, que será más parejo para el espectador, ya que sin seleccionados ahora sí todos son iguales y después de años de espera tendremos un torneo a la altura del dinero invertido en el futbol de este país. Seremos testigos del gran Festival Olímpico Bicentenario y el compromiso de las Federaciones para preparar a la camada de atletas que nos representarán en dos años en los Panamericanos, llenos de trabajo y de una mentalidad ganadora sin pretextos. Ahora sí nos prepararemos contra los equipos grandes antes del Mundial y en Europa. Ya casi no jugaremos en Estados Unidos por dinero, sino por un proyecto a mediano plazo que es jugar el quinto partido por fin. Y sobretodo, ahora sí se respetará el famoso Pacto de Caballeros. En realidad lo único que hoy pretendo es desearles felices fiestas, buenas reflexiones y verdaderos propósitos para hacer de nosotros algo mejor en tiempos coléricos. Desde esta trinchera narrativa un fuerte abrazo. Aquí estaremos en Enero para seguir con el pacto de no callar la información y seguir apasionándonos con el deporte y el compromiso de sorprenderlos en una nueva etapa en Futbología. Les dejó a partir de la próxima semana unos especiales de fin de año que son imperdibles, recordaremos que en verdad el deporte es la gran válvula de escape de esta sociedad y que esta repleta de grandes historias. ¡Hasta luego, hasta luego! 2009. ¡Bienvenidos, bienvenidos! A los dulces deseos del 2010.




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