Hoy amaneció nublado. No puedo dejar de pensar en los bienes sociales que acarrea el deporte en el mundo entero y principalmente con el futbol. La fiesta de adrenalina e identidad humana se arraiga con un baloncito que circula de aquí para allá con singular alegría o constante aburrición por 90 minutos. Es un deporte que existe hace ya más de 130 años y que en con el paso del tiempo y los fugaces cambios de pensamiento existencial, el jueguito sigue vivo y con mayor penetración mediática. Haciendo un recuento rápido: cuando nació el futbol después de la Revolución Industrial sólo se enteraba el vecino del resultado y la gente que leía las pequeñas gacetas locales; después llegó la radio y se escuchaban los juegos, pero también sólo regionales; el cine proyectaba ciertas cosas, pero con un lenguaje que le quitaba el ritmo al deporte de las patadas; a mediados del siglo XX, la tele llegó e hizo lo que ningún medio masivo había logrado, puso en vivo la imagen del juego y desnudó al futbol para hacerlo un espectáculo rentable, tan rentable, que es la segunda industria legal que mayor poder adquisitivo tiene. Actualmente con Internet, la nota deportiva se vuelve efímera y caduca velozmente. Además con todos estos cambios tecnológicos y de herramientas de comunicación, las fronteras se achicaron y hoy podemos ver y estar enterados de cómo se juega en todo el planeta, aún sigue siendo la minoría la que ve los grandes juegos de otras ligas, ya que la televisión abierta le sigue apostando a su producto mediocre nacional. Ahora sí, a dónde voy. A que mí conciencia esta intranquila, el domingo seremos evidenciados los mexicanos una vez más en el deporte que tanto amamos. El gran derbi español se pasará en televisión restringida al medio día para ver quién será puntero del torneo, el Real Madrid o el Barcelona. El platillo fuerte ibérico será servido en esta exposición mediática a la par de nuestros partidos de vuelta de la liguilla, de nuestra parte climática del semestre, de nuestros juegos que tanto amamos y esperamos con ansía para ver espectáculo. Por eso me espanto, porque aunque estoy hablando del juego más caro de todo el globo entre las grandes figuras brasileñas, argentinas, españolas, francesas, suecas, africanas y hasta un par de mexicanos posiblemente en el Nou Camp, nuestra grandiosa liguilla no le llega ni a los talones, hasta el momento un solo juego tendrá las condiciones futbolísticas para soñar con grandes emociones porque su renta la semana pasada fue de muchos errores. La gente ya no se compra el discurso entero del Compayito, ya se esta cansando que de 26 torneos cortos, en 12 ocasiones el primer lugar quedé eliminado por el peor acomodado, que se siga vendiendo cada seis meses que lo mejor esta por venir y que al ver los juegos de ida, prefiera ir al cine para ver vampiros enamorados o como el mundo se acaba otra vez. Ja. A lo mejor sólo me amaneció nublado. ¡Bienvenidos, bienvenidos! A mí mundo paralelo con mi conciencia intranquila.
Navidad en Nueva York
Hace 11 años
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