jueves, 4 de marzo de 2010

Euforia de la patada por Enrique Beas

La cuenta regresiva de las bondades emocionales se ha prendido, no hay marcha atrás. Ayer todos nos enteramos con ahínco publicitario que 100 días nos separan de la fiesta que mueve a más millones de habitantes en toda nuestra aldea global. Hoy los recintos de masas deportivas con un rectángulo de 100 metros verdes se calientan para darle entrada a las últimas preparaciones formales de cara a la justa sudafricana. La pausa será breve y muy cargada en su faceta de clubes para alimentar a tantas almas enajenadas de un jueguito con los cierres de los torneos locales y el plus ultra de las batallas continentales. A partir de este día dónde en todas las partes del mundo se juegan amistosos, me pregunto ¿si la euforia de la patada es sana para lo que el mundo padece? Ya que los adagios alarmistas pintan su era apocalíptica como el 2012 la fecha de caducidad del globo terráqueo. La vida y sus constantes injusticias naturales, sociales y políticas. Pobreza aguda más que nunca, poder con muertes como siempre y una serie de crisis climáticas que asustan. De ahí viene la virtud imaginaria de nuestras narrativas, el poder de la palabra cuando es vinculada con el desastre. En México se cuenta que el deporte sí es fiel reflejo de nuestra cultura, que el desastre nos pertenece y que unos cuantos se benefician mucho más que otros. Veo la programación de tantos juegos internacionales en la última fecha FIFA para nuestro selecto equipo de grandes jugadores en Europa mezclado de México y me asusta que dicho juego tenga un cártel de tercera. España vs Francia, Alemania vs Argentina y hasta Holanda vs Estados Unidos roban la cartelera de todo el mundo, mientras México hará honores contra un equipo de Rugby que se vio beneficiado al ya no jugar contra Australia en las eliminatorias. ¿A dónde voy? Tal vez al mismo lugar de siempre, con la misma crítica de siempre y con mis amarguras de siempre; sólo que en esta ocasión presiento que el contexto es diferente, que la humanidad atraviesa un duro golpe existencial que rellena las profecías de un cercano fin del mundo a menos ya de 100 días para lo que podría ser el último Mundial de la Historia, algo que será anecdótico para la siguiente especie viva que habite la Tierra y que en algún momento entienda que había un jueguito que movía multitudes y que cumplió con el dictado crepuscular homosoccer con la euforia de la patada: “el día que un presidente de color negro sea el encargado de la organización de un Mundial, el hombre se extinguirá”. Y por eso me pongo así, todo parece indicar que México esta dejando ir la gran oportunidad de hacer su mejor participación en el último Mundial de la Humanidad por culpa de su genuina organización y prioridades comerciales (¡cómo si con ese dinero fueran a rentar una nave espacial para salir volando en el 2012!). ¡Bienvenidos, bienvenidos! A un marasmo de emociones en todo el planeta en la última fecha FIFA rumbo a Sudáfrica 2010.




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