En medio de un frenesí de partidos, la soledad habita mi alma. El lugar perfecto de la felicidad es el campo. Siempre soñé con estar ahí. La mayoría soñó con estar ahí. Las imágenes matan la imaginación y la saturación provoca estados físicos y mentales ávidos de anfetaminas. Los días exactos para el Mundial están a la vuelta de la esquina, así como en esta semana la dichosa primavera que vendrá como siempre llena de luz y calor para entregarnos la supuesta mejor etapa del año en condiciones futboleras. Y hoy me atrevo a decir supuesta, porque vivo mortificado por las figuras (y miren que no lamento lo de David Beckam y su lesión), sino que cada año mundialista las dudas crecen para ver el mejor espectáculo de la historia durante 30 días. Por ejemplo esta semana: ayer Morelia con otros tantos juegos de Libertadores alumbraron el consumo mediático de varios espectadores, hoy Monterrey y otra carga de juegos de la misma copa y mañana los restantes de la jornada del torneo continental sudamericano. Los martes inicia la semana futbolera y termina el lunes, ahora con los monday nights españoles e ingleses. Fuimos testigos en un martes de la hazaña de Mourinho y los desplantes ecuánimes de Guardiola el día de hoy en Europa y la afamada Champions League. El fin de semana se juega la fecha 11 con olores ya de liguilla y en todo el mundo se empiezan a definir ya las ligas. Y hoy por la noche nuestro corazón se viste de verde para ver un remedo de equipo vestido de selección nacional para tratar de jugar al futbol enfrente de un equipo coreano. ¡Ah! Se me olvida, ayer jugaron los Tuzos, hoy Toluca y Cruz Azul y mañana los Pumas en la Concachampions. Sin duda marzo, abril y mayo son los meses más lindos para un fanático de este bello deporte que canaliza sus energías y agendas para gozar sentado enfrente de un televisor el desfile de productos y marcas que confían en las patadas de los hombres. Pero no se han dado cuenta que la soledad esta ahí, presente como siempre esperando a seguir cazando a más figuras para cobrarles facturas de salud que ante la saturación no les permita estar en la fiesta más grande de este ritual humano, que este año será en Sudáfrica. Algo se deberá hacer, no sé ustedes, pero cada vez percibo un nivel más bajo y menos emocionante en la mayoría de los frentes. Tantos viajes y ajetreo con los futbolistas que han generado que la sociedad de consumo viva con la ansía de entretenerse todos los días con un producto futbolero y creo que estamos perdiendo todos. ¿Cuántos partidos de la Liga mexicana, española, italiana, inglesa, holandesa y alemana (son las que se transmiten en México); de la Champions, de la Libertadores y hasta de la Concachampions en verdad nos entretiene y gozamos como televidentes? La respuesta para mí aún no es clara, sólo sé que cada ciclo mundialista existe el temor de que los futbolistas lleguen cansados, viviendo en soledad y consumiendo anfetaminas. ¡Bienvenidos, bienvenidos! A un frenesí de partidos primaverales.
Navidad en Nueva York
Hace 11 años